Senadores PS

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martes, 11 de noviembre de 2014

Senador Rossi por aborto terapéutico: No quiero ver más mujeres que sufran por nuestra responsabilidad.

El parlamentario anunció que este tema será puesto en tabla en la Comisión de Salud del Senado

El senador socialista Fulvio Rossi se refirió a la necesidad de discutir y legislar en torno al aborto terapéutico.

En su calidad de médico y miembro de la Comisión de Salud de la Cámara Alta, Rossi enfatizó que "no hay espacio para evadir nuestra responsabilidad en este tema, que hoy cuenta con un gran respaldo ciudadano, ya que la gran mayoría de nuestro país entiende que tiene que ver con los Derechos Humanos esenciales de las mujeres".

Asimismo, agregó que " está es una batalla posible de concluir con éxito y la que yo estoy dispuesto a dar, porque no quiero ver a más mujeres que sufran por nuestra responsabilidad.

"No podemos dejar de darle una respuesta a una niñita de 13 años, a una mujer violada, a una mujer con un embarazo no viable que ve como se violentan sus derechos", sostuvo el parlamentario.

Por último, el senador Rossi puso énfasis en que "no es incompatible enfrentar las tareas del momento como la Reforma Educacional u otras, insertas en el programa de la Presidenta Michelle Bachelet, con tareas tan importantes como esta que protege a nuestras mujeres y que debe ser prioridad en nuestra sociedad, por lo que la próxima semana será puesto en tabla en la Comisión de Salud del Senado".

Hacia una reforma exitosa

LA REFORMA educacional es una tarea nacional y el principal desafío de nuestro gobierno. De su resultado dependerá la evaluación de esta gestión. Quienes la impulsamos tenemos la obligación de sumar voluntades a una transformación tan profunda y decisiva.
La definición esencial es la urgencia de superar el modelo de mercado que ha conducido a segregación y baja calidad. En su lugar, aspiramos a retomar el curso histórico de nuestro país, que consistió en complementar calidad con grados crecientes de cobertura, integrando esfuerzos públicos y privados. Esa visión me llevó, en su momento, a votar contra el financiamiento compartido y la LGE. Transformar la educación en un derecho social requiere avanzar en tres ejes: a) sentar las bases de una nueva educación pública; b) rediscutir los conceptos de educación y calidad y c) desmontar el sistema de mercado y redefinir el rol de la Educación Particular Subvencionada (EPS).
En la instalación de una nueva educación pública debimos comenzar en paralelo al proyecto sobre fin al lucro. Hemos perdido este año. En los próximos debemos iniciar una transformación de escuelas y liceos para recuperar la mística de esas comunidades y desplegar sus potencialidades. Más horas no lectivas, menos alumnos por curso, fortalecer equipos directivos, docentes y técnicos, separar tareas administrativas, normalizar el orden y disciplina, extender giras de estudio y actividades deportivas y culturales, y recuperar infraestructura son algunas bases de este esfuerzo.
Respecto del reenfoque sobre los conceptos de educación y la calidad, debemos desatarnos del Simce, suspendiéndolo, o al menos evitar que se prepare a los alumnos para rendirlo e impedir la difusión de sus resultados hasta diseñar un nuevo sistema de medición de logros del aprendizaje. Dejemos a los maestros educar sin esta presión. Recuperemos la visión de la educación como la formación de seres humanos para vivir en sociedad, proceso que integra dimensiones sociales, culturales, afectivas, físicas y, por cierto, cognoscitivas. 
Por último, sobre el proyecto de ley destinado a desmontar el modelo de mercado y redefinir el rol de los colegios particulares subvencionados, debemos distinguir los objetivos centrales de los medios para lograrlo. Terminar con el lucro, la selección y el financiamiento compartido son nuestro consenso básico irrenunciable. Sin embargo, puede haber flexibilidad, por ejemplo, para el tratamiento de establecimientos pequeños, rurales o especiales, con miras a aumentar la adhesión a la reforma.
En ese sentido he señalado la necesidad de atender las inquietudes de padres y apoderados, entendiendo que el fin de la selección y el copago es un cambio contracultural que genera fuertes temores. Por décadas éstos han pagado precisamente para separar a sus hijos de otros niños y se les ha convencido de que su aporte es signo de compromiso. Si bien habría sostenedores -y parte de la derecha- que buscan utilizarlos, no podemos cometer el error de ignorarlos sin distinguir sus legítimas preocupaciones, y procurar aclararlas.
Debemos avanzar simultáneamente en varios frentes y mantener convicción y firmeza en los principios y objetivos, pero también disponer de capacidad de diálogo y flexibilidad en los instrumentos para asegurar un proceso exitoso y de mayorías.
Senador Carlos Montes Cisternas
www.carlosmontes.cl