El pasado 26 de septiembre la Presidenta Michelle Bachelet promulgó la ley que reforma el sistema tributario, un paso fundamental para aumentar la recaudación fiscal, lo que permitirá implementar la reforma educacional, así como financiar los diversos programas sociales comprometidos durante su campaña, en las áreas de educación, salud, social y previsional.
La Reforma Tributaria significa un hecho histórico para nuestro país. Hoy existe consenso que la desigualdad es el principal problema que nos afecta y esta reforma permitirá dar más oportunidades de desarrollo, una mayor estabilidad y confianza, elementos claves para la inversión. Además, nos permitirá avanzar en paz social.
Los informes de la OCDE dan cuenta de la enorme desigualdad que existe en Chile en la distribución del ingreso, donde ocupamos el primer lugar de este parámetro. El 10 por ciento más rico obtuvo 9,6 veces más ingresos que el 10 ciento más pobre, mientras el 1 por ciento más rico concentra el 30 por ciento de los ingresos, según mediciones efectuadas en el informe correspondiente al año 2011.
Definitivamente, no podemos continuar por este camino donde los ricos sean más ricos y los pobres, cada vez más pobres. Tal como lo señalan expertos del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento y la desigualdad son incompatibles.
En este contexto, la Reforma Tributaria es la política fiscal adecuada para combatir la desigualdad y contribuir a la construcción de una sociedad más justa, más equitativa. Así se ha entendido, y por ello hemos logrado generar acuerdos para contar en tiempo récord con este importante instrumento, al margen de intereses partidistas, lo que ha permitido que a sólo seis meses del nuevo gobierno ya contemos con esta gran reforma.
A través de este cambio, se aumentará la carga tributaria en tres puntos del PIB, lo que nos permitirá contar con financiamiento permanente para enfrentar los nuevos gastos permanentes, comprometidos en el programa de gobierno de la Nueva Mayoría.
Existirá más equidad tributaria para mejorar la distribución del ingreso recaudando en forma progresiva para que los sectores de mayores ingresos hagan un aporte proporcionalmente superior, además de disminuir la evasión y la elusión impositiva, para que los contribuyentes
efectivamente paguen lo que les corresponde. Asimismo, contempla incentivos para las PYMES, para la inversión y el ahorro, entre otras materias.
Nuestro país está en condiciones de efectuar las transformaciones que requerimos para terminar con la desigualdad y vivir en un país más justo, con oportunidades reales para todos y todas.
Alfonso De Urresti Longton
Senador de la Región de Los Ríos
Columna Publicada en diario Estrategia, 1 de octubre de 2014
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